Y el fuerte vendaval me vuelve a arrollar, una y otra vez contra las
rocas, como antaño, solo pienso en lo que hice y en lo mal que lo hice,
que todo fue en vano y que la tormenta siempre se terminará apoderando
de mi trabajo.
A veces vislumbro un haz de luz que entra por entre los postigos de esa
ventana que anclé en mi corazón, a veces, solo a veces. Pues que triste
es darse de cuenta de que ese resquicio de respiro no es más que un
fantasma del pasado, que ya nada bueno puede sucederte pues te has
podrido por dentro y tu vida no es más que el residuo que dejó la vida
que alguna vez hubo.
Lloro, lloro por dentro y por fuera, lloro, lloro por ti, por mí y por
todo el mundo, pues en este planeta en el que a nadie más le importan
los demás, tiene que haber alguien que llore y esta vez me ha tocado a
mí. Pero bueno, sueño con que en mi próxima reencarnación sea un feliz
ruiseñor que se dedica a revolotear por entre los árboles, o quizás una
fría serpiente sin sentimientos capaz de ignorar al mundo que la rodea, o
quizás simplemente en este universo siempre me toque ser una triste
ignorante del mundo, que juega a ser buena y a ser una Diosa para cada
una de las personas que la conocen.
Estoy cansada de todo, estoy cansada de reír falsamente, y de llorar
verdaderamente. Estoy cansada que las únicas sonrisas sinceras no se
aprecien, y que las lágrimas de mentira sean tomadas como realidad.
Estoy cansada de esta máscara que lentamente he ido creando con cada una
de mis acciones, estoy cansada, quiero ser yo misma, quiero poder ser
yo misma sin que nadie me juzgue y sin que importe si sonrío o si lloro,
que lo que importe es lo que hago y lo que demuestro cada día de mi
vida.
Puedo lamentar y lamento, la mayoría del transcurso de mi vida, encerrada detrás de estas rejas que ya no me dejan ver nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario