viernes, 14 de marzo de 2014

La calidez de un verdadero abrazo

¿Sabes esa sensación de que aunque no haga mucho frío necesitas calor? Pero no cualquier calor, lo que necesitas es el abrazo cálido de un ser amado. No sabes lo que es la calidez que te puede dar otra persona hasta que alguien te ama y te protege del frío abrazándote. Es la sensación más pura, más bonita y sencilla del mundo y al mismo tiempo, la más maravillosa y la más difícil de sentir.

Hay muchos tipos de abrazos, pero solamente te darán calor, aquellos que se dan con mucho amor, pues la persona que te abraza lo hace con intención de darte cariño y de arroparte con su propio cuerpo. Un abrazo no se completa del todo, si las dos personas no están de acuerdo con el mismo, porque por mucho empeño que ponga la otra persona, si tú no quieres ser abrazada, no se completa.


Quien nunca ha abrazado con amor no entenderá lo que estoy diciendo, pero sin duda, el abrazo es la expresión suprema del amor, entrelazar el tu cuerpo con el de la otra persona formando uno solo. Pasando a formar parte del otro y al mismo tiempo él pasa a formar parte de ti, formando así un solo cuerpo en perfecta armonía. Sintiendo que por fin, entre los brazos de esa otra persona, hay paz. 

jueves, 13 de marzo de 2014

Entrelazados

Hay medias verdades y hay verdades enteras, en esta línea, hoy, mientras veía tranquilamente un anime, me fijé en algo que puede que a muchos de vosotros os resulte una tontería, pero yo me di cuenta de unas de esas verdades absolutas que sin haberme parado a pensar en ella siempre ha estado ahí.

Cuando era pequeña y acudía a clase de educación física, algunas veces nos obligaban a jugar a juegos por parejas, en los que algunas veces, teníamos que darle la mano a nuestro compañero. Cuando esto acontecía, nunca entrelazabas los dedos con tu compañero, si no que rodeabas la palma de su mano con tus dedos. Una forma de darle la mano más fría y marcando una cierta distancia, pero al mismo tiempo manteniendo la compostura para hacer bien el ejercicio que te mandaban.

Esta misma estrategia a la hora de dar la mano, se sigue con hermanos, padres, abuelos, primos, amigos y en algunos casos mas. Pero hay un momento, que suele llegar solamente una vez en la vida, que esta regla se rompe, pero solamente con una persona.

Cuando das por primera vez la mano a la persona a la que amas, a la que realmente quieres, en la cual confías y sabes que va a estar el resto de tu vida contigo, tus dedos buscan el hueco entre los suyos y viceversa, algo que sucede como si vuestras manos estuviesen hechas para encajar la una en la otra. Como si tu mano hubiese estado esperando toda su vida a esa otra mano, la cual nunca te dejará, siempre estará ahí para agarrarte, para darte cariño cuando lo necesites y siempre estará dispuesta a ayudarte.

Quizás esto no sea más que una teoría vacía, pero eso mismo fue lo que sentí yo, la primera vez que le di la mano a mi primer amor y al amor de mi vida, mi marido y el único que sé que estará ahí para darme la mano siempre que lo necesite. Porque al fin y al cabo, nuestras manos fueron creadas para estar unidas, mucho antes de que nosotros tuviésemos constancia de ello y pese a la distancia que las separaba, nuestras manos sabían que solamente su mano y la mía podían encajar y esperarían pacientemente el día en el que encajasen en perfecta armonía.

Dedicado a mi Gabriel.