miércoles, 31 de diciembre de 2014

Palabras de una demandante de empleo

Hoy no fue el día exacto en el que di con la clave de la crisis que sufre el empleo en España, de hecho vengo dándome cuenta de ello durante el año que he estado buscando trabajo de manera prácticamente infructuosa. Seguro que muchos de los que leéis esto ya os habéis parado a pensar en lo mismo, pero he sentido una necesidad imperiosa de compartir lo que pienso con vosotros.

Desde hace un tiempo, he notado que de manera generalizada, mucha gente, generalmente jefes y personas trabajadoras en activo, piensan de una manera muy similar. ¿Cual es esta forma? Os lo cuento. Parece ser que lo más generalizado es pensar que si uno no trabaja es porque no quiere, ya que no les parece coherente rechazar una oferta de empleo abusiva. Y lo peor de todo, es que siempre habrá alguien que acepte ese empleo, por muy denigrante que sea la oferta, ya que siempre habrá alguien lo suficientemente desesperado para tener que hacerlo. Pero no es esto lo que critico, si no el hecho de que se piense que es lo único a lo que podemos optar, a contratos abusivos, ya que durante este año y especialmente este último mes, he escuchado mucho el "por algo se tiene que empezar", claro, es cierto, pero si yo acepto ser explotada, otra persona tendrá que hacerlo luego, porque siempre habrá alguien en la misma situación que yo.

Llegados a este punto de este texto, habrá alguna gente que piense: "Esta chica lo que no quiere es trabajar, quiere que le paguen por estar en casa sin hacer nada". Pues no, no es así. De hecho, aceptaría cualquier tipo de trabajo que pueda desempeñar sin cláusulas abusivas, en el que me traten como lo que soy, como una persona y que me permita vivir dignamente. Pero eso señores, no es posible del todo en la España en la que vivimos, ya que muchas personas opinan que los que estamos parados lo estamos porque queremos, que a los jóvenes nos encanta ser unos "buenos para nada" y que no estamos hartos de que aunque queramos empezar con todas las ansias del mundo, no paren de cerrarnos las puertas en las narices.

En fin, la clave de la crisis del empleo radica en lo absurdo de la condición humana. Que no se quiere para los demás lo mismo que queremos para nosotros. Que nos gusta pisar cabezas ajenas para llegar a lo más alto y sobretodo, que nos gusta reclamar pero nunca dar. Porque señores, la solidaridad es algo que no viene en la condición humana, porque si no, no habría hambre en el mundo.

Entonces, ¿Qué podemos hacer para conseguir lo que nos proponemos? No rendirnos nunca y apostar por un empleo digno para todos, porque recuerda, lo que tú aceptas, otra persona tendrá que aceptarlo luego.

¿Qué queremos? Trabajar. ¿Cómo lo queremos? Dignamente. ¿Cuándo lo queremos? Cuanto antes, porque los días pasan y todos disponemos de una vida para disfrutarla.

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