jueves, 26 de enero de 2012

Odio el cielo azul

Perdona si te digo que me quiero morir, pues esta vida no me hace más que sufrir. Y no quiero seguir viviendo, si esta vida no me da lo que deseo.





martes, 24 de enero de 2012

Tras el dolor la reencarnación

Tan solo necesitó medio segundo para darse de cuenta de que lo volvía a hacer, intentaba volver a separarse del mundo como tiempo atrás. Su misión había sido finalizada. Ella había cumplido los sueños de sus amigas. Le había buscado el amante especial a todas, aunque hubiera arriesgado su propia felicidad, era realmente imposible poder ser como ellas, pues para ser como ellas se necesitaría otra como ella, otra ella que la ayudase en los momentos difíciles, que supiera cómo solucionar su vida y la de su pareja.

Era realmente horrible el pensar que nunca habría nadie como ella. Era absolutamente frustrante tan siquiera imaginar que no habría futuro para alguien como ella cuando el mundo alcanzara la felicidad máxima. Esa felicidad que solo una persona como ella podría otorgar.
 
Nadie intentó que ella fuese feliz, quizás que se sintiera bien con otras personas, quizás que adquiriera conocimientos, quizás que fuera una más,… Pero, ella siempre había necesitado más.
 
Ella necesitaba poder hacer lo que quisiera, no algo malo, al fin y al cabo lo malo era relativo según la persona que lo juzgara. Ella quería llegar a lo más alto, quería ser admirada por su inigualable sabiduría, quería que todos le recordasen a cada segundo que ella era la más bella, quería que todo el mundo se postrase ante ella, quería ser todo y más, quería que todos le pidieran consejo, que todos confiaran en ella, quería tantas cosas, cosas grandes, pero cosas que nunca serían culminadas.
 
Pero en su empeño por conseguir sus fatuos sueños no se dio de cuenta de que alguien sentía eso por ella, la admiraba, pensaba que era la más bella, se postraba ante ella, le pedía consejo, confiaba en ella y mucho más. Ella yacía enamorada de ese alguien, terriblemente enamorada pero por los complejos que ella guardaba hacia sí misma no fue capaz de verlo, de ver el amor que él sentía por ella y que le concedió a otra, otra que ya había estado en su vida y que le amó a él y que no dudó en gritárselo a los mil vientos, pues ella no albergaba complejo alguno.
 
Quería llegar a lo más alto, y no sabía que lo más alto culminaba en él. Llegó a lo más alto, a lo más alto de aquella habitación colgó la soga y lo hizo, se suicidó. Se suicidó para que con su muerte de sus cenizas renaciese una persona nueva, cuan ave fénix, esa persona con ojos negros como la noche, que ya no veía bondad, que solo veía el caos y la destrucción que sería lo que sembraría a su paso.
 
Su vida acabó aquel día de mayo en el que él le dijo de todas las maneras que la amaba y ella no lo entendió, su vida se vio colgada del tejado aquel mismo día y nunca más halló tal suerte.
 
Ella eligió su destino ignorando la verdad, y su destino será ser por siempre el mal en su más pura esencia.

lunes, 23 de enero de 2012

La bella flor de la resurrección

 



Y la humilde princesa se despertó de su sueño de dos años y vio que en el tiempo se había congelado, y su vida había yacido durante todo ese tiempo congelada y destinada al olvido y le dieron noticias de que su príncipe con otra había reinado... Y la princesa ya no quiso vivir más y entregó su vida a los dioses para que de esa vida pudiera surgir algo bueno algún día, quien sabe igual de sus restos nacería una bonita flor, una flor que simbolizaría el amor que ella nunca pudo alcanzar, en vida.


La Princesa y el Hechizo de la Burbuja

Había una vez,
en un reino un tanto alejado de todos los otros reinos,
una princesa de extremada belleza,
que no dejaba indiferente a todos los guerreros,
era bella,
pero en el reino habitaba una horrible bruja,
la cual envidiaba a la doncella,
y para que la joven no tuviese más belleza que la suya,
la encerró en una burbuja,
nadie la podría ver,
nadie podría detectar su dulzura,
ningún hombre podría enamorarse de ella,
pues nadie sabría de su existencia,
sus padres la olvidaron,
sus amigos nunca la conocieron,
y su amado nunca la llegó a amar,
no había cosa que más le doliera a la princesa,
no había cosa más dolorosa,
pero un día cuando se hallaba sollozando con la cabeza entre sus piernas,
alguien de su ensueño la quitó,
miró al frente y vio como un campesino la admiraba,
se acercaba poco a poco a ella,
de sus preciosos labios salían palabras susurradas,
que a la chica le hicieron dar vueltas la cabeza,
se despertó arropada en una cama,
el campesino la miraba,
se presentó como un mago,
y ella sabía que él era su última esperanza,
él le dijo que de ella se había enamorado,
y que era la más bella de las doncellas que había cortejado,
era tan guapo,
y era tan amable,
él le dijo que la sacaría de allí,
pero que casarse con él tendría,
y así lo hizo,
salió de aquel sitio,
todo el mundo la reconoció,
y ella le presentó a su mago como su futuro esposo,
se casaron en una noche de otoño,
y desde aquel día la bruja estaría gracias al mago en un eterno reposo.

El final del cuento de hadas

Toda bonita historia tiene un final, un final que pocos quieren contar pero todos sabemos que ha de llegar, los hay amargos, los hay bonitos y los hay, pero nadie sabe cual va a ser su final.



El derecho que no me puedes quitar

Ver como todo en lo que creías se desmorona, ver como nadie comprende lo que sientes, ver que no eres más que una persona que no tiene lugar en este mundo.

Intentas ayudar y te pegas una y otra vez contra la pared, intentas vivir y mueres sin querer, pues este sentimiento que cada noche me embarga, el sentimiento de culpabilidad hacia todo lo que me rodea poco a poco me mata, pues esta suerte ingrata que me llevará a lo más alto de la muerte, es lo que al parecer va alcanzar su fin.

Pues ya no siento como sentía antes, ya no alcanzo a ser feliz, ya no sé cómo hacer feliz a los demás sin hacerles daño, es como si cada persona que me rodea me deseara lo peor de este mundo y eso se acumulara en mí.

Pero a veces oigo pitar mi oído derecho y de esa manera parece que hay alguien que piensa algo bueno de mí, pero ese alguien se desmorona en el tiempo como bola de humo al viento.

Nadie permanece en mi vida, y a veces creo que si sigo así terminaré destruyendo todo lo que me rodea, intento ser buena, intento ser ecuánime, intento sosegar las almas que se amargan, pero a veces lo único que consigo es perecer en el intento y llorar y llorar, se me acabaron las lágrimas saladas, y estas se han transformado en sangrientas lágrimas.

Déjame llorar, pues es un derecho que todavía no me puedes quitar.

viernes, 20 de enero de 2012

REJAS DEL ALMA

Y el fuerte vendaval me vuelve a arrollar, una y otra vez contra las rocas, como antaño, solo pienso en lo que hice y en lo mal que lo hice, que todo fue en vano y que la tormenta siempre se terminará apoderando de mi trabajo.

A veces vislumbro un haz de luz que entra por entre los postigos de esa ventana que anclé en mi corazón, a veces, solo a veces. Pues que triste es darse de cuenta de que ese resquicio de respiro no es más que un fantasma del pasado, que ya nada bueno puede sucederte pues te has podrido por dentro y tu vida no es más que el residuo que dejó la vida que alguna vez hubo.

Lloro, lloro por dentro y por fuera, lloro, lloro por ti, por mí y por todo el mundo, pues en este planeta en el que a nadie más le importan los demás, tiene que haber alguien que llore y esta vez me ha tocado a mí. Pero bueno, sueño con que en mi próxima reencarnación sea un feliz ruiseñor que se dedica a revolotear por entre los árboles, o quizás una fría serpiente sin sentimientos capaz de ignorar al mundo que la rodea, o quizás simplemente en este universo siempre me toque ser una triste ignorante del mundo, que juega a ser buena y a ser una Diosa para cada una de las personas que la conocen.

Estoy cansada de todo, estoy cansada de reír falsamente, y de llorar verdaderamente. Estoy cansada que las únicas sonrisas sinceras no se aprecien, y que las lágrimas de mentira sean tomadas como realidad.

Estoy cansada de esta máscara que lentamente he ido creando con cada una de mis acciones, estoy cansada, quiero ser yo misma, quiero poder ser yo misma sin que nadie me juzgue y sin que importe si sonrío o si lloro, que lo que importe es lo que hago y lo que demuestro cada día de mi vida.

Puedo lamentar y lamento, la mayoría del transcurso de mi vida, encerrada detrás de estas rejas que ya no me dejan ver nada.

miércoles, 18 de enero de 2012

La soledad que me consume el alma

Y despertando te das de cuenta,
de que nadie valora en nada tu existencia,
que nadie se da de cuenta de lo que eres,
o de quien eres,
que solamente les importa con quién andas,
la compañía de quien demandas,
solo te quieren por conveniencia,
y que tú estabas en la inocencia,
creyendo que eres importante,
y darte de cuenta que solo formas parte del mobiliario.
Solo me muevo para donde me lleva la marea,
pues nada más puedo hacer,
si no hago lo que quieren hacer simplemente desaparezco,
pues para ellos a este mundo no pertenezco,
a veces es un placer ser invisible,
pero otros es un suplicio indescriptible,
pues bien es cierto,
que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

Final inminente

La musica comienza a sonar como el final de una película triste, ese tipo de final que realmente no quieres ver porque las personas son personas y a veces cambiamos de ideas...

Feliz en la mentira

Ya no hay vuelta atrás, lo hecho, hecho está, ya no sé mirarte a la cara, pues es como si tuviera que pedirte perdón con cada palabra, no me siento bien conmigo misma desde entonces, te rehúyo, hago que no te veo, no te saludo, pues en el fondo creo que si no te saludo te vas a olvidar de mí; que a mí no me importa que yo lo recuerde pues, soy yo, y estoy acostumbrada a recordar cada uno de los malos momentos de mi vida.
 
Tu confianza ya no confía en mí, es normal, yo lo veo muy normal, dado que abusé de mi poder, del poder que me da ser gris, ser transparente, no más que una sucia vagabunda, soy lo que soy, y con ello convivo ya desde hace más de 19 años pues estoy acostumbrada a mí misma, pero nunca me perdonaré que hubo un tiempo en el que te quise en mi vida.
 
Si alguna vez hubieras entrado en mi vida, serías una persona triste, dado que mi vida solo implica tristeza, la más profunda de las tristezas, y realmente no deseo eso para ti.
 
Eres buena persona, y yo soy consciente de ello, pero siéndolo o no me haces mucho daño con cada una de tus palabras.
 
Ya no puedo más, sé que tengo que dejarte ir, pero a veces vislumbro un poco de esperanza y me quedo esperando por si vuelves a aparecer... Pero nunca vuelves... Y lo peor de todo es que me cuentan que ahora eres feliz, que otra alcanzó que tú fueses feliz, no lo entiendo, pues yo intenté hacerlo y no me dejaste, y entonces es cuando rememoro que esa es una de mis limitaciones, la limitación más grande de todas, que no soy ni tan guapa ni tan agradable ni tan lista ni tan...
 
Gracias por todo, fui feliz en la mentira, pero yo creo que es justo ser feliz en la mentira quien siempre en la verdad fue desdichado.

martes, 17 de enero de 2012

El Monstruo

Y entonces se dio de cuenta de que había hallado la verdad, estaba rematadamente loca, era una desquiciada, una esquizofrénica que se entretenía haciendo de Dios.

Ella y sólo ella, era la loca, la que ni sus padres se atrevían a enseñar, decían que estaba maldita, por dentro y por fuera, su horrible apariencia demostraba su desequilibrio interior, un desequilibrio que se iba haciendo más y más grande por momentos.

Ella siempre había sido consciente de lo que era, había sido consciente de que era un monstruo tanto por dentro como por fuera. Aunque siempre lo había sido, ella antes tenía la esperanza de mejorar, pero llegó un punto en que ya no sabía, ya no quería mejorar, ella amaba sobre todas las cosas a los "suyos" pero, esos a los que ella llamaba los "suyos" ya no eran más que humo, se habían desvanecido con el tiempo y ella se había quedado sola incluso su madre había sido plenamente consciente en su momento que había dado a luz al anticristo, a ella.

Ni mil años bastarían para borrar las miles de caras de miedo que embargaban su memoria, eran ellos aquellos que alguna vez le importaron, ella los amó y ese mismo amor que sintió por ellos fue el que hizo que se volviera definitivamente loca, pues ella se volvió posesiva con ellos, deseaba ayudarlos en todo momento, que ellos le contasen todo, y poder ayudarlos pues todo lo racionalizaba, y ella creía que tenía la capacidad de ayudar, de ayudar a cualquiera persona, y eso fue lo que echó su cordura al garete, pues después de varias pifias ella no lo entendía y se dedicó a racionalizar lo que había fallado, pero eran sentimientos los que habían intervenido y como el ser humano es muy complejo, incluso más complejo de lo que ella podría imaginar nunca, forzó tanto su cabeza que al final perdió la cordura y lo que hizo fue crearse un mundo perfecto en la imaginación en donde nadie podría meter la pata, en su imaginación ella era totalmente feliz, era su mundo, el mundo que ella deseaba para los "suyos" en ese mundo todos y todas eran felices y ella los ayudaba a todos sin discriminar a nadie, y ella era la heroína, la auténtica heroína del cuento que empezó con el día de su nacimiento y el cuento que sin duda finalizaría el día de su muerte dado que nadie quería su mundo aunque ella se lo ofreciese con las mil comodidades que el mismo implicaba.

El monstruo creció y ahora no es más que un ser desquiciado que se dedica a delirar en una lengua inventada para su mundo, su único mundo.

Por morder tus labios

lunes, 16 de enero de 2012

No quiero ser princesa

“Y el príncipe no acudía para despertarme de mi letargo mágico con un beso de amor, pero al fin y al cabo, tampoco yo era una princesa” Bella Swan, Luna Nueva.


Él se había ido, las noches eran largas, los días eran tan o más largos que las noches, los sueños se tornaban en pesadillas, los buenos recuerdos se le antojaban malos por momentos, todo había cambiado, su alma se estaba pudriendo, se pudría en su largo e insano letargo, no hacía más que andar de la cama al sofá, como si fuera un zombi como si ya no albergara vida alguna en su cuerpo, ella lo necesitaba, necesitaba que él volviese, y la despertase, y le diera otra vez luz a su vida.

Se estaba cansando de vivir, le parecía mucho sufrimiento para un solo cuerpo, estaba pensando en abandonar su forma corpórea para que no le siguiera doliendo en lo más hondo del pecho, para que las piernas no le fallaran al recordar que él la había abandonado a su suerte, para que no se le clavasen mil puñales en el alma cada vez que recordaba aquel velero partiendo, para que ni siquiera pudiera sentir el más leve de los dolores.

Su alma se estaba consumiendo por momentos, como si se tratase de una colilla esperando su fin en el cenicero. Se cansaba, se cansaba de llorar por dentro y por fuera, el agua de sus ojos ya se había acabado y había dado paso a la sangre, lloraba sangre, la sangre de sus ojos dolorosos, de su garganta salían duros sollozos, pero él no iba a volver, se había cansado de ella, él no la amaba, creía que era una niña, y buscaba una mujer.

Su parte de niña murió el día en el que se dio de cuenta de que ya no lo iba a volver a ver, cuando fue consciente de que ya no había vuelta atrás en este camino, él se había ido y a otra habría encontrado y así la habría olvidado, como si nunca hubiese existido, como si solo importase lo que le estuviera sucediendo en el presente.

Estaba paralizada en el tiempo, ni envejecía ni se rejuvenecía, era como si ella no fuese más que un instante que había sucedido una vez y que nunca más iba a suceder y por eso no necesitaba avanzar.

Su alma no emanaba más que dolor y amor, amor por él y dolor por estar sin él.

Parecía como si su príncipe se hubiera olvidado de ella. A veces le veía en sueños y creía que era real, que había vuelto a por ella, a despertarla de su letargo duro y doloroso, pero cuando ella se despertaba recordaba que ella nunca había sido ni era una princesa.

viernes, 13 de enero de 2012

LA BRUJA Y EL DESTINO

La niña está en un rincón oscuro,
su corazón se encuentra en estos momentos muy turbio,
no sabe que hará su carcelera con ella,
pues por ser demasiado buena ha cometido una imprudencia.
Tiene el alma hecha trizas,
no sabe ya que decir,
le da igual su destino,
pues lo aceptará con atino.
Le duele el corazón y el alma,
pues sabe que esta noche puede ser la más temida o la más esperada,
nadie está ahí para tenderle la mano,
se ha quedado sola en medio del cruel antaño.
Sabe que esta noche no va a ser como otras,
sabe que posiblemente su pequeña alma se destroce,
y cuando no quede nada de su ser,
sabe que en un pájaro volverá a renacer.
Ella la ha matado,
es ella quien tiene que ser culpable,
la joven niña sabía donde se metía,
y cuando firmó aquel contrato sabía que con la muerte litigaría.
El horror que tiene en su mirada no puede ser comparado,
pues ese horror es el más puro miedo a lo pasado,
no tiene ganas de perecer todavía,
pero siente que no tiene otra salida.
La malvada bruja se acerca a la pobre niña,
¡corre niña Alba! -Le gritaban los seres que en la noche vivían,
¡corre pues no es tu hora! -Decían en voz en grito,
pero la duce niña seguía con su sueño y el engendro en esa noche su alma deshizo.
Cuentan los ancianos que desde entonces,
el engendro vaga por las inmundicias del mundo y su alma llena de dolor,
asusta a todo el que vean sus horribles ojos y así no puede haber alguien que la quiera,
y es justo pues no se puede matar a un Dios y seguir sin más con su existencia.